Las grandes praderas y su cálido clima favorecen a este país, su diversidad lo enriquece; es México quien se ha convertido en uno de los tres mayores productores de opio en el mundo, junto con Birmania y Afganistán, controlan el 96 por ciento de la producción global, y es el tercer país con mayor superficie de cultivo dedicada a la flor de amapola o “adormidera”.
Los principales puntos de cultivo de opio se hallan en la Sierra Madre Occidental, concentrados en el “Triángulo Dorado” donde convergen las entidades de Sinaloa, Chihuahua y Durango, así como al norte del estado de Nayarit y en la Sierra Madre del Sur, que abarca a Guerrero y Oaxaca.
Además del opio, según la Organización de las Naciones Unidas, en México también se han hecho los decomisos más importantes de fentanilo, después de Estados Unidos, y la fabricación de metanfetamina en territorio nacional está siempre vinculada a la violencia y la inseguridad.
Pese a todas estas acusaciones, Estados Unidos o gente que vive en el país norteamericano sigue siendo el principal consumidor de drogas a nivel mundial y algunos fabricantes mezclan allí, cada vez con más frecuencia, los fentanilos con otras drogas, lo que ha incidido en que crezca el número de muertes.
Quizás si hubiese más empleos con salarios justos en México, menos personas se involucrarían en la producción ilegal de drogas, donde obtienen sustentos económicos pero a costa de qué. Tal parece que si no existiera la demanda de mercado en Estados Unidos, la venta de drogas sería menor y también sus oscuras consecuencias.