Ciudad de México.- Cuando Claudia Sheinbaum asumió la presidencia el 1 de octubre de 2024 con un respaldo del 60 % de los mexicanos, capturó la atención nacional. Pero mucho más discretamente, en los pasillos del Congreso de Estados Unidos comenzó a tejerse otra narrativa: una vigilancia institucional rigurosa.
Desde la semana uno, el Servicio de Investigación del Congreso (CRS) desplegó memorandos, informes y análisis asistidos por inteligencia artificial para evaluar cada movimiento de la nueva administración.
En esos documentos, Sheinbaum aparece como una figura compleja: poderosa, reformista… pero con advertencias. El Capitolio la ve bajo la clave de “continuidad con cambio”: no una ruptura radical, sino una transformación cautelosa que respeta el legado político previo.

Los informes revelan preocupaciones concretas: reformas constitucionales que podrían debilitar la independencia judicial, la supresión de organismos autónomos, y el riesgo de que una acción inesperada de Donald Trump rompa la cooperación bilateral.
En economía y seguridad, el Congreso estadounidense vigila la estabilidad jurídica y la eficacia en el combate al crimen desde territorio mexicano.

Hoy, el “expediente Sheinbaum” está en construcción, con cada decreto y gesto diplomático bajo escrutinio. En Washington no hay ingenuidad: la primera presidenta de México debe navegar entre el vigor político y la lupa internacional.
Con información de Milenio
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