Taiwán.- Lo que comenzó como una tarde cotidiana en una de las zonas más transitadas de Taipéi terminó en tragedia. El 19 de diciembre de 2025, el centro de la capital de Taiwán fue escenario de un ataque violento que dejó cuatro personas muertas y al menos nueve heridas, un hecho que conmocionó a una sociedad acostumbrada a vivir con altos niveles de seguridad.
El ataque ocurrió en las inmediaciones de estaciones del metro y áreas comerciales concurridas. Un hombre irrumpió en el lugar utilizando bombas de humo que desataron el pánico entre peatones y usuarios del transporte público. En medio de la confusión, el agresor comenzó a atacar a personas de manera indiscriminada con un arma blanca, provocando escenas de caos, gente huyendo y comercios cerrando apresuradamente sus puertas.
La rápida propagación del humo dificulta la reacción inicial de quienes se encontraban en la zona y complicó las labores de auxilio. Algunas de las víctimas resultaron heridas directamente durante la agresión, mientras que otras sufrieron afectaciones por la inhalación del humo. Los servicios de emergencia y la policía acudieron de inmediato, evacuaron a los heridos y acordonaron el área para evitar más riesgos.
Tras una persecución, el agresor fue acorralado por las fuerzas de seguridad. En el desenlace del operativo, el atacante cayó desde un edificio de varios pisos y murió posteriormente a causa de las lesiones. Con su fallecimiento, el saldo final del ataque se elevó a cuatro personas muertas, incluyendo al responsable, además de varios heridos que permanecieron bajo atención médica.
Las autoridades informaron que el hombre era buscado previamente por evadir el servicio militar obligatorio, aunque hasta el momento no se han confirmado los motivos que lo llevaron a cometer el ataque. La investigación continúa abierta para determinar si existieron factores personales, sociales o psicológicos que detonaron la agresión.
El impacto del hecho fue inmediato. Taiwán es considerado uno de los países más seguros de la región, por lo que un ataque de esta magnitud generó consternación, temor y múltiples cuestionamientos sobre la seguridad en espacios públicos. Las autoridades reforzaron la vigilancia en estaciones de transporte y zonas concurridas, mientras líderes políticos expresaron condolencias a las víctimas y sus familias.
Este episodio dejó una herida profunda en la capital taiwanesa. La ciudad, aún en estado de shock, enfrenta ahora el reto de sanear y reforzar la confianza de sus habitantes en la seguridad cotidiana.
Con información de DW noticias